Blog

Transhumanismo

Nada más revolucionario que The Matrix—cuando salió en el año 1999. Porque lo que va de esta última, no sabía si cortarme las cutículas de las uñas, contestar mensajes del correo no deseado o dormirme una siesta en el hombro del vecino. Por favor que alguien jubile a Keanu Reeves, ya. 

Mujer mirando el sudeste

El bozal o la empanada, es tu decisión—le dijo mi amigo a un vendedor de comida Argentina en Los Angeles.

La vendedora, habiéndolo apretado para que se pusiera el trapo en la cara a la hora de elegirlo como cliente, quedó chafada entre la tarta de zapallitos y la tira de asado. 

Como verán, la dictadura no es el problema, ese es el gatillo fácil del sistema para que sigamos las reglas. El verdadero dilema es la sumisión humana, que con tal de alimentar su estadío primitivo se ponen la vakuna en la sien y usan el bozal hasta el día de su entierro. 

La verdad nos hará cabrones

Hace dos días hablé con un amigo y me formuló su desencanto con mi escritura en los últimos tiempos. A él le gustaba cuando yo escribía sobre las superficialidades mundanas de este plano, contaminado de neandertales, uñas de acrílico y charlas sobre la dieta vegana de los nuevos protestantes del cambio climático.

Sábado salvaje

Mi vecina del 24 se mudó enfrente, venden nuestro edificio cerca del mar en octubre, y este paraíso se está quedando sin palomas. Como aún sigo acá, la invité a cenar para después salir a escuchar música al antro de Fat Cats, que vendría a ser el Cat Club de Fort Lauderdale. 

Lo mejor de la noche: la cena. Lo peor: haberme sacado las pantuflas y ponerme las sandalias.

A veces me pregunto cuándo será el iluminado día en el que salir sea un mejor plan que quedarme adentro con mi difusor de lavanda.

Querida Florida

Lo bueno de vivir a una cuadra de la playa es que vas todos los días y tu patio es el Atlántico, nada mal para una chica que todavía no se jubiló. Lo malo, es que te encontras con todos los jubilados. 

Pero soy una mujer preparada, y ni bien llego a territorio arenoso, evito a contra viento todas las miradas fuertes que atraviesan mi equipaje de “la comodidad ante todo”.

Sombrilla familiar, reposera y bolso con municiones para un huracán.